El aeropuerto de Berlín Brandenburg, finalmente inaugurado en 2020 después de casi una década de retrasos, es un ejemplo de cómo la mala planificación, la falta de controles de calidad y las decisiones políticas erróneas pueden convertir un proyecto en un desastre monumental.

Tras la reunificación alemana, se concibió la idea de construir un aeropuerto que sirviera como centro de conexiones internacionales. Sin embargo, desde el principio el proyecto enfrentó un desafío crítico: no había demanda real de otro hub en Alemania, ya que Frankfurt cumplía ese rol, y Lufthansa ya había establecido su base de operaciones en Múnich.

A pesar de las advertencias, se decidió construir el aeropuerto en Schönefeld, una ubicación menos adecuada que otras opciones como Sperenberg. Las obras comenzaron en 2006 con una fecha de inauguración para 2011, pero pronto surgieron problemas técnicos que incluyeron bombillas mal instaladas, escaleras mecánicas con peldaños demasiado cortos y, lo más alarmante, un sistema de extracción de humos colocado en el suelo, contra todas las leyes físicas básicas.

Este proyecto muestra la importancia de la gestión de calidad y una planificación estratégica alineada con las necesidades reales. Ignorar normas como ISO 9001 resultó en un proyecto que literalmente se derrumbó desde dentro. Si no quieres que tu proyecto se convierta en el Titanic de los aeropuertos, asegúrate de implementar estándares de calidad desde el inicio.