Es habitual enfrentar obstáculos en el camino de esta transformación, como la ausencia de una cultura de calidad establecida, la falta de presupuesto para capacitación y la resistencia al cambio. 
  Además, existen creencias limitantes sobre la consultoría de calidad y el papel de los consultores externos que pueden frenar el progreso.  
Es tarea del liderazgo abordar estos desafíos de manera proactiva, demostrando cómo la inversión en calidad es una inversión en el futuro de la empresa.  
La alta dirección lidera el cambio con un involucramiento activo y liderazgo visible, siendo fundamental su compromiso, visión y acciones diarias para adoptar y mantener la cultura de calidad. 
  Entre los desafíos que enfrentamos en República Dominicana podemos destacar la resistencia al cambio y la escasez de recursos con óptimo nivel formativo.
  Ahora bien, con una apuesta decidida en calidad de los perfiles estratégicos de las empresas y la implementación de procesos claros, estaremos en el camino de una cultura de calidad empresarial.
En este camino, cada líder y gestor tiene un papel esencial: influir, inspirar, motivar, ayudar, contagiar y sacar lo mejor de las personas. Es crucial guiar a los a la alta dirección e involucrar a toda la organización para adentrarse en el ecosistema de calidad.